Páginas

jueves, 3 de febrero de 2011

Book citation index: una nueva historia (adaptada) sobre big science y little science


Book citation index: una nueva historia (adaptada) sobre big science y little science

DE SOLLA PRICE empleó, allá por 1963, los términos “big science” y “little science” para describir la evolución de la actividad científica en el conjunto de la sociedad, los cambios que se habían producido en las escalas de la ciencia y, fundamentalmente, el crecimiento exponencial de investigadores y de publicaciones.
Releyendo su obra, hemos creído que esos términos estaban plenamente vigentes, no estrictamente en el sentido que él les daba sino en una interpretación particular y personal que nos permitimos hacer sobre lo que ocurre hoy, en 2010. Quizá sea algo atrevida pero creemos no estar demasiado lejos de la realidad.
Desde que la Web of science (WoS) y los Journal citation reports (JCR) se empezaron a emplear extensivamente en muchos países del mundo como herramienta fundamental para la evaluación de la producción científica de investigadores, instituciones o países. Han sido numerosos y constantes los estudios bibliométricos que han demostrado los sesgos y limitaciones de esta fuente para evaluar a determinados países y, sobre todo, a determinadas disciplinas.
Gran parte de los congresos sobre estudios de la ciencia, bibliometría o edición científica están consagrados o ampliamente dedicados a analizar datos provenientes de WoS o a mostrar sus limitaciones. Lo mismo ocurre con las publicaciones especializadas en el área. Hasta tal punto es así que se puede afirmar, sin temor a errar, que los grupos de investigación de todo el mundo que han ido demostrando minuciosamente todas y cada una de las limitaciones de la WoS han ido construyendo un corpus teórico e incluso metodológico como respuesta a las deficiencias de los sistemas de evaluación basados únicamente en esta fuente.
De esta forma se han puesto de manifiesto públicamente los caminos a seguir para lograr una evaluación científica más ajustada a las características de las disciplinas humanísticas y sociales. Esto es particularmente evidente en el caso de países cuyas revistas están poco representadas en WoS y entre los grupos de investigación de todo el mundo que trabajamos específicamente en la evaluación de las ciencias humanas y sociales.
Así, por ejemplo, se fueron analizando datos de citación e impacto y hábitos de publicación y citación entre investigadores de las ciencias humanas y sociales llegando a la conclusión de que las ventanas de citación de dos años empleadas por JCR eran insuficientes y poco significativas. Al mismo tiempo, propusieron su ampliación para que pudieran ser aplicables y útiles a algunas disciplinas.
Desde Thomson Reuters dieron respuesta a esa conclusión y a esta propuesta, mejorando su producto (JCR) mediante la incorporación de ventanas de citación más amplias y ofreciendo así una respuesta más completa, precisa y adecuada a científicos sociales y humanistas1… eso sí, a partir no sólo de su propia investigación sino también de los resultados de investigación de pequeños y medianos grupos de investigación de todo el mundo que no han tenido ni tendrán la repercusión científica y social que tiene la empresaThomson Reuters, productora de WoS y JCR.
Otro claro ejemplo ha sido la reivindicación de los humanistas de que las monografías fueran protagonistas de los sistemas de la evaluación de la actividad científica, avalada por decenas de trabajos bibliométricos que muestran el alto porcentaje de citas a monografías y la relevancia del libro como medio de comunicación científica en estas disciplinas.
Todos los grupos de investigación que han trabajado en este tema –independientes a priori de los grupos de poder-, desde los australianos hasta los españoles, pasando por los holandeses, italianos, etc., han propuesto y aplicado procedimientos de evaluación de monografías y/o editoriales de monografías para cubrir ese hueco y permitir así tener elementos de valoración del principal vehículo de comunicación en las humanidades: el libro.
Esos intentos siempre han quedado circunscritos a proyectos de investigación con fecha de finalización o a experimentos puntuales. Las razones por las que estas líneas de investigación no han continuado han sido diversas pero no han tenido que ver con la falta de consistencia, validez o utilidad de los resultados.
Durante la feria del libro de Frankfurt de 2010 se anunció Book citation index, el nuevo proyecto de análisis de citas aplicado a libros que Thomson Reuters presentará a lo largo de 2011. No cabe ninguna duda de que Thomson Reuters ofertará a la comunidad científica internacional un estupendo producto de información.
Book citation index, inspirado en los citation index tradicionales de revistas, incorporará de partida a las mejores editoriales científicas del mundo e invitará a otras a que participen (dicho sea de paso, las editoriales seguramente abran más fácilmente las puertas a Thomson Reuters que a cualquier otro grupo de investigación con pretensiones estrictamente científicas).
Previsiblemente, los países de todo el mundo ampliarán sus enormes inversiones para tener acceso a estos índices de citas y seguiremos siendo dependientes de los productos de información generados por Thomson Reuters, que se irá haciendo cada vez más grande y poderosa. Nadie hablará de la base científica de ese proyecto: la investigación invisible o cuasi invisible realizada por grupos de investigación de todo el mundo que durante años han estado poniendo en bandeja a una empresa el desarrollo de un producto que sólo ella puede llevar a cabo.
Podrían mencionarse dos o tres proyectos españoles que con una inversión mínima están dando respuestas sólidas a las necesidades de los evaluadores de la actividad científica, pero volveríamos a hablar de “big science”, “little science” o de David contra Goliat.
Es innegable la labor que han desarrollado los “citation index”, la extraordinaria idea de crearlo y la investigación que la propia empresa ha llevado a cabo durante estos años. Pero también es innegable el esfuerzo que se ha hecho en algunos países para cubrir aquellos aspectos no cubiertos por WoS y para proporcionar indicadores y pautas más cercanas y útiles a las humanidades y a las ciencias sociales, además de introducir pluralidad en los sistemas de evaluación de la actividad científica.
Y, rememorando dos ideas del artículo de prensa de  Miguel Delibes Castro sobre la analogía entre burbuja científica y burbuja financiera, es peligroso depender de un único sistema y además “a menudo confundimos en ciencia el éxito y el brillo con el mérito real”. Ségalat dixit.
Sirva este pequeño texto para reflexionar sobre ciencia y mercado.
Notas:
1. Mientras tanto, por cierto, en España ya se calculaban índices de impacto con ventanas de citación de tres a cinco años tanto para humanidades como para ciencias sociales (ReshIn-Recs)
Cómo citar este artículo:
Giménez-ToledoEleaTorres-SalinasDaniel. “Book citation index: una nueva historia (adaptada) sobre big ccience y little science”. Anuario ThinkEPI, 2011, v. 5, pp. ¿¿-??.

No hay comentarios:

Publicar un comentario