Pese a lo lejano del objetivo, esta es la propuesta de malERA, (Agenda de Investigación para la Erradicación de la Malaria), una iniciativa global financiada por la Fundación Bill & Melinda Gates y en la que más de 250 investigadores de 36 países han trabajado durante los dos últimos años para identificar las necesidades de investigación y desarrollo que abran la vía hacia el fin de la enfermedad. Los resultados, que dibujan una hoja de ruta, se han publicado 12 estudios en un suplemento monográfico de la revista PLoS Medicine. Alonso, director del Centro de Investigación en Salud Internacional de Barcelona (CRESIB) y presidente del comité directivo de malERA, presentó el lunes en el Hospital Clínic las conclusiones del proyecto.
Los resultados no invitan a la euforia: según escriben los investigadores en la presentación del monográfico, si la pregunta es "si la eliminación [de la malaria] de todas las regiones del mundo (erradicación) es factible con las herramientas y conocimientos actuales [...], la respuesta es no". Además de factores como las limitaciones en la investigación y las dificultades de coordinación global, los autores alegan la complejidad de una dolencia causada por cinco especies distintas del parásitoPlasmodium, transmitidas por 30 especies diferentes de mosquitos. "No es una sola enfermedad", advierten.
No obstante, se pueden lograr avances significativos en la reducción del número de casos clínicos y muertes, e incluso eliminar la enfermedad en algunas regiones. Así pues, se puso en marcha un proceso de consultas entre los principales expertos de referencia en la materia para identificar un conjunto de prioridades para la investigación en ocho áreas temáticas que incluyen desde la investigación básica hasta la implantación sobre el terreno, pasando por modelos matemáticos. El reto era el cambio de paradigma que describe Alonso: de las estrategias de control aplicadas ahora, que buscan reducir la mortalidad, a interrumpir la transmisión del parásito.
REDUCIR LA INFECCIÓN
Entre las propuestas, destacan novedades como la necesidad de una vacuna que reduzca la infección, y no solamente sus efectos, la interferencia con el proceso del vector el mosquito y la búsqueda de un fármaco profiláctico que sea eficaz en una única dosis, además de mejoras en el diagnóstico.
La agenda consta de cuatro fases: control, preeliminación, eliminación y prevención de una posible reintroducción. El objetivo final será a largo plazo: "La campaña de erradicación podría durar 50 años", concluyen los investigadores. "Es posible lograr el sueño de la erradicación de la malaria durante el tiempo de vida de los científicos jóvenes que están comenzando ahora sus carreras", añaden.
AVANCES EN LA VACUNA
Hace un año se demostró por primera vez que la RTS-S, el candidato a vacuna contra la malaria más avanzado del mundo que Alonso ensaya en África, mantiene su protección durante un período de seguimiento de 45 meses. El investigador adelantó que los primeros resultados de la fase III con 16.000 niños africanos se conocerán en el último trimestre del año. "Este tipo de vacunas no buscan la erradicación. No se necesita matar a todos los parásitos para reducir la enfermedad, sí para erradicarla", comentó el investigador. Enrique Bassat, colaborador de Alonso en el ensayo clínico, resaltó la dificultad de eliminar el vivax, el "parásito olvidado", un plasmodio menos letal que elfalciparum pero que puede infectar a 80 millones de personas y permanecer latente en el hígado.
Alonso, aunque optimista, no quiso hacer hincapié en las dificultades presupuestarias: "No tendría sentido. Para llegar la fase de preeliminación se necesitan 6.000 millones de dólares anuales, y se está manejando poco más de uno".
Autor: Toni Polo |
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