Anacetrapib ha demostrado sus bondades en un ensayo publicado en la revista 'The New England Journal of Medicine' (NEJM), aunque aún le queda por dar un paso más: confirmar que más allá de reducir el colesterol, este nuevo compuesto logra reducir la tasa de infartos, muertes y otros problemas cardiacos causados por un exceso de lípidos en el organismo.
Para ello, el laboratorio que lo está desarrollando (Merck), en colaboración con la Universidad de Oxford (Reino Unido), ha puesto en marcha un ensayo clínico con 30.000 pacientes y 120 millones de euros de financiación que no arrojará resultados antes del año 2015.
Y no sería la primera vez que este análisis posterior sea un fiasco. En 2006, un estudio similar tuvo que interrumpirse cuando se descubrió que torcetrapib (éste del gigante suizo Pfizer), aumentaba un 60% el riesgo de mortalidad y un 25% las probabilidades de sufrir un infarto pese a que previamente había demostrado que reducía eficazmente el colesterol.
Así que con estos antecedentes sobre la mesa, como pronostica el diario 'The New York Times', es más que probable que anacetrapib no obtenga el visto bueno de la agencia estadounidense del medicamento (FDA según sus siglas en inglés) hasta que pueda certificar su seguridad a largo plazo.
El estudio que se ha conocido hasta el momento comparó la evolución de 1.600 pacientes que para controlar su colesterol tomaban o bien las tradicionales estatinas o el compuesto experimental. Anacetrapib logró reducir el llamado colesterol 'malo' (LDL) un 40% más que en el grupo control, mientras que el aumento de los lípidos saludables (HDL) fue un 138% superior a las estatinas.
Se trata de un primer paso prometedor, puesto que la relación entre lípidos y problemas cardiacos está bien demostrada, pero el fármaco aún deberá demostrar algo más, porque no se puede inferir automáticamente que aumentar el HDL tenga un efecto protector en el corazón de estos pacientes. |
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