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lunes, 22 de noviembre de 2010

Medicina personalizada pero también masiva


Medicina personalizada pero también masiva
Hace ya algún tiempo que corre por el mundo sanitario una coletilla que ha calado muy hondo. Todos hablan ya de Medicina Personalizada y se intuye que ha llegado el momento en el que los médicos deben afinar mucho para dar a cada uno de sus pacientes un tratamiento muy individualizado, en el que se tenga en cuenta, además de la patología que padece, sus características genéticas, socioeconómicas y conductuales y cómo estas interactúan de una forma compleja a la hora de influir de forma decisiva en la salud y la enfermedad de cada uno de ellos.
FUENTE | El Mundo Digital22/11/2010
Lo que pretendemos es pasar del café para todos a lo mismo pero con las opciones de elegir el color de la cápsula llena de cafeína -y hay cientos de ellas disponibles- que sentará mejor a cada enfermo.

El concepto en su teoría es bueno, pero en la práctica es casi un imposible. Basta reflexionar y ver dónde estamos para intuir que hay que planear, modificar, implementar y coordinar tantos factores que en el corto y medio plazo no se va a conseguir.

El escenario parece que está claro. Tenemos la información que nos permite asegurar que buena parte de lo que estamos haciendo es todo un despilfarro, en términos de resultados de salud y económicos. Pretender resolver los males que todos padecemos, o padeceremos, con protocolos únicos -por mucho que se hayan consensuado en guías terapéuticas-, sin hacer hincapié en el cúmulo de circunstancias genéticas, ambientales, económicas y psicológicas que afectan al individuo, es esfuerzo baldío. Poner tan poco énfasis en la prevención y promoción de la salud para lamentar luego lo mucho que gastamos parcheando estados patológicos de difícil arreglo es un contrasentido.

Ha llegado el momento de trasladar buena parte de la responsabilidad en el cuidado de la salud al individuo. Debemos convencer a nuestra sociedad de que tiene que mimar el capital de salud con el que viene al mundo. Incluso si sus genes no son tan saludables como se desearía, hay mucho que trabajar para que su ADN malo no se exprese y le cause disgustos con el tiempo. Incluso si con los años -envejecer es un lujo que ahora está a nuestro alcance- las patologías crónicas acaban alcanzándonos, seremos nosotros, sin duda, nuestros mejores médicos. Pero para que todos tengan un café individualizado hace falta una sociedad informada, formada y educada. Un trabajo de tiempo por delante. Lo malo es que el futuro a medio y largo plazo no suele estar presente en la agenda de nuestros dirigentes. Y son ellos los que toman las decisiones. Si a esto se une que la Sanidad no es una prioridad para un político y que encima estamos muy escasos de euros, tenemos un horizonte sanitario un tanto complicado.

Autor:   José Luis de la Serna

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