lunes, 19 de diciembre de 2011

Ponencias o artículos: ¿una tensión en la comunicación científica de nuestro tiempo?


Ponencias o artículos: ¿una tensión en la comunicación científica de nuestro tiempo?


Quienes estamos abocados a la actividad de investigación sabemos que los congresos, jornadas u otras reuniones académicas y científicas son importantes espacios para presentar y debatir avances de investigación, y relacionarnos con colegas que están trabajando en temas y problemas de investigación similares a los nuestros.
Los congresos fueron durante mucho tiempo y hasta mediados del siglo XX el principal medio de comunicación de las novedades de la ciencia. Eran los espacios donde se daban a conocer los principales avances de conocimiento y tenían lugar auténticas primicias en materia científica. Sin embargo, esta situación empezó a cambiar a partir de las décadas de 1960 y 1970 porque las revistas profesionales y científicas empezaron a reclamar por la poca originalidad de los artículos que les llegaban con intenciones de ser publicados en ellas. El caso de Ingelfinger, editor de la revista The New England Journal of Medicine, constituye un ejemplo emblemático del comienzo de la disputa por las primicias científicas entre congresos y revistas.
Es así que muchas revistas comenzaron a incluir en sus cláusulas la condición de originalidad y exclusividad de los artículos de investigación, y se hicieron definitivamente con el monopolio de las novedades científicas, hasta el punto que en los congresos de algunas disciplinas suelen presentarse ahora resultados de investigación que ya han sido previamente publicados en alguna revista. Pero entonces, el objetivo de la presentación de ponencias en congresos ya no sería el mismo.
En biblioteconomía y documentación, así como en otras disciplinas sociales y humanas, las ponencias presentadas a congresos y jornadas constituyen, junto con los artículos publicados en revistas, los principales canales de comunicación de los resultados de investigación. En muchos casos los trabajos presentados en congresos no son luego publicados en otros medios.
Transformar las ponencias en artículos o en capítulos de libros no es tarea sencilla, y tal vez por falta de tiempo u otras razones, mucho de lo que se escribe para estos encuentros se difunde exclusivamente por ese medio. En algunos casos, llegan a espacios públicos reducidos, sin la posibilidad de que otros colegas que trabajan en los mismos temas tengan oportunidad de acceder a las informaciones. En otros, los trabajos son ampliamente difundidos a través de repositorios de acceso abierto o del sitio web del encuentro, haciendo de ellos una difusión masiva.
Ahora bien, el problema es que esos trabajos no han sido “publicados” en el sentido tradicional del término; y no es lo mismo la difusión de ponencias a través de la Web que la publicación de artículos en revistas especializadas, en las que existe un proceso de evaluación de la calidad de los trabajos que finalmente serán comunicados y formarán parte del sistema público de debate de la ciencia.
No quiere decir esto que las ponencias presentadas en congresos no tengan seriedad y rigor académico (aunque eso no es una regla general y depende de cada congreso); como tampoco que los autores de esas ponencias no deban recibir el merecido reconocimiento por su participación en dichos encuentros. Estos espacios cumplen definitivamente una valiosa función de actualización, formación e intercambio de información para los profesionales y científicos de todas las disciplinas. Pero debe quedar claramente establecida la diferencia entre difundir un trabajo presentado en un congreso y publicarlo en una revista.
En algunas ocasiones, las ponencias presentadas a congresos suelen compilarse y publicarse en un documento bajo el título genérico de Actas o Memorias, pudiendo o no tener un proceso de revisión y arbitraje que garantice la calidad de los trabajos allí reunidos. Hasta hace poco tiempo era habitual que estas Actas se publicaran en soporte impreso quedando el alcance geográfico de su distribución bastante restringido. En la actualidad, es cada vez más frecuente que los resultados aparezcan en formato digital, distribuidos en la web, haciendo que la difusión tenga un alcance mundial. Esto hace que las presentaciones realizadas públicamente en foros restringidos queden a disposición de todos los interesados en cualquier lugar del mundo. Es decir, la difusión pasa desde el pequeño público al gran público.
No hay duda que la amplia difusión de las ponencias a través de la Web tiene unos propósitos bien intencionados, e incluso puede ser beneficioso para aquellos investigadores que eligen los congresos como canal exclusivo de comunicación de los resultados de sus investigaciones. Sin embargo, puede representarle un problema a aquellos que además de participar en congresos deseen publicar sus trabajos en forma de artículos en revistas especializadas. El dilema aquí deviene en quién se queda con la primicia: ¿el congreso o la revista?
Suponiendo que los congresos, jornadas, etc., sigan manteniendo la función principal de comunicar avances y resultados preliminares de investigación, los investigadores que quieran participar de estos eventos -y a la vez publicar artículos en una revista- deben pensar cuidadosamente qué tipo de resultados comunicar y cuánta información proporcionarán, para que ello luego no les represente un impedimento para la posterior publicación del artículo.
En definitiva, esto pondría al investigador en el dilema de decidir qué comunicar y qué no en sus presentaciones en congresos. Imaginemos el caso de un investigador que tiene un artículo de investigación original terminado listo para enviar a publicar a una revista, pero quiere además presentar el resultado de su trabajo mediante una ponencia en un congreso especializado, ¿acaso habría de reservar cierta información que ya ha obtenido para no tener conflictos de originalidad con la revista? ¿Sería eso ético?
Por otro lado, es habitual que algunos congresos o jornadas informen que los trabajos presentados serán publicados luego del evento en una revista determinada. Esto supone entonces que las ponencias deben aportar información sustantiva y ser trabajos de investigación original, puesto que de lo contrario no podrían pasar el filtro de la revisión de expertos a los que serán sometidos para su publicación en la revista. El problema en este caso es que el investigador se ve condicionado a tener que publicar su trabajo en la revista elegida por el congreso y no en otra que tal vez sea de mayor preferencia.
Estas cuestiones parecen estar dando lugar a nuevas tensiones en la comunicación científica de nuestro tiempo, y nos invitan a reflexionar acerca del rol que desempeñan las ponencias en congresos y los artículos de revistas en la difusión de los conocimientos científicos.
Cómo citar este artículo:
MiguelSandra. “Ponencias o artículos: ¿una tensión en la comunicación científica de nuestro tiempo?”. Anuario ThinkEPI, 2012, v. 6, pp. ¿¿-??.

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