martes, 9 de noviembre de 2010

Células madre embrionarias humanas para fabricar injertos de piel


Células madre embrionarias humanas para fabricar injertos de piel
La promesa de las células madre embrionarias planea desde su descubrimiento en 1998. A pesar de las limitaciones que entraña su uso, los científicos van logrando poco a poco avances, inclinando la balanza más hacia la ciencia que hacia la ficción. El último de ellos, publicado en la revista 'The Lancet', consiste en la fabricación de injertos de piel que podrían aplicarse a grandes quemados o pacientes con enfermedades raras de la piel.
FUENTE | El Mundo Digital23/11/2009
La salud de los grandes quemados está en un delicado equilibrio. La destrucción de buena parte de la piel supone una gran pérdida de líquidos, descenso de la temperatura corporal y un elevado riesgo de infección. Tras los primeros cuidados, cruciales para su supervivencia, es imprescindible reponer la piel perdida.

Cultivar en el laboratorio las células de la piel (queratinocitos) del propio paciente para fabricar los injertos pertinentes es la opción terapéutica en casi todos los casos. El problema es que este proceso tarda unas tres semanas, tiempo durante el cual el quemado no puede permanecer sin esta importante barrera del organismo.

En ese periodo, las opciones son dos. Utilizar piel de cadáver o colocar parches sintéticos o biosintéticos. El problema en el primer caso es su escasez. En el segundo, la transmisión de enfermedades, dado que contienen colágeno bovino y células adultas humanas. Además, lo más normal es que en ambos casos el cuerpo del paciente los rechace.

PIEL PERFECTAMENTE ESTRUCTURADA

Científicos del Instituto para la Terapia con Células Madre (Evry Cedex, Francia) en colaboración con el español CIEMAT y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (CIBERER), presentan en las páginas de 'The Lancet' una alternativa a estas técnicas, basada en las células madre embrionarias. El trabajo "lleva la investigación en este campo a otro nivel", según un comentario que la acompaña.

En una primera fase, los autores lograron obtener, a partir de dos líneas de células madre embrionarias, queratinocitos. Cultivándolas durante 40 días en un medio que imitaba las condiciones que se dan durante el desarrollo fetal, las células pluripotentes se diferenciaron en otras con características similares a las de la piel.

Después, colocaron esas células de la piel en una matriz artificial que se colocó en cinco ratones. Doce semanas después, el aspecto de estos 'parches' tenía la estructura de la piel humana, con las dos capas que la conforman (epidermis y dermis).

Durante ese tiempo, los injertos no desarrollaron ningún tumor ?una de las complicaciones más frecuentes del trabajo con células madre- y apenas mostraron expresión de antígenos HLA, lo cual indica que desde el punto de vista inmune eran poco activos, disminuyendo las posibilidades de rechazo.

CÉLULAS CON CAPACIDAD REGENERADORA

Uno de los puntos más importantes de esta investigación es el éxito en el proceso de diferenciación de las células madre embrionarias. Éstas, por ser pluripotentes, tienen la capacidad de convertirse en cualquier tipo celular, pero el procedimiento no es sencillo.

"Lo que hemos hecho nosotros, es derivar las células embrionarias hacia uno de los posibles linajes celulares, cerrando uno de los ciclos 'calientes' de la medicina regenerativa actual", ha explicado a ELMUNDO.es Fernando Larcher, investigador de la división biomédica epitelial del CIEMAT, uno de los participantes españoles en este trabajo. "La diferenciación alcanzada es muy estricta y las células tenían capacidad regeneradora, que fue, precisamente, lo que demostramos en nuestro laboratorio", añade.

Anteriormente, otros grupos habían obtenido células de la piel a partir de madre embrionarias, pero no eran capaces de regenerarse. Esta característica junto con la posibilidad de que estén "disponibles congelados y que puedan guardarse en bancos de tejidos de forma segura, preparados para ser injertados sería una gran baza en el tratamiento de los grandes quedamos", reza el comentario que acompaña al estudio.

Autor:   Cristina de Martos

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