viernes, 8 de octubre de 2010

Valores normales del hemograma: ¿cuándo hay que alarmarse?

El término hemograma tiene su origen en la clasificación de
los neutrófilos en subgrupos en función del número de lobulaciones
realizada por J. Arneth en el año 1904. Posteriormente,
en 1930 J. Schilling definió la desviación a la izquierda del hemograma
como un aumento de los neutrófilos juveniles o en
banda, así como el procedimiento para el recuento de las diferentes
subpoblaciones leucocitarias. Por ello, la fórmula leucocitaria
realizada a 100 elementos se conoce con el término
“hemograma de Schilling”. A partir de 1980, con la llegada de
los analizadores hematológicos automatizados, que determinan
otras magnitudes importantes de las células sanguíneas
(concentración de las diferentes células sanguíneas y de hemoglobina
[Hb], hematócrito [Hto], volumen corpuscular medio
[VCM], etc.), se ha denominado hemograma a toda la información
que proporcionan estos instrumentos.
Valores normales del hemograma:
¿cuándo hay que alarmarse?
Anna Merino
Servicio de Hemoterapia-Hemostasia. Hospital Clínic (IDIBAPS). Universidad de Barcelona. Barcelona. España.
El hemograma, junto al recuento diferencial manual de los
diferentes leucocitos o fórmula leucocitaria, es una de las
pruebas diagnósticas más solicitadas, dado que forma parte
del estudio inicial de la gran mayoría de pacientes y tiene una
gran utilidad diagnóstica no sólo en las hemopatías, sino también
en muchas otras enfermedades.
Alteraciones cuantitativas
de las células sanguíneas
Tradicionalmente, el recuento de las células sanguíneas se realizaba
de forma manual en una cámara cuentaglóbulos adecuada,
siendo la cámara de Neubauer la más utilizada, a partir de una
muestra diluida de sangre. En la actualidad, la mayoría de los recuentos
celulares se realizan mediante aparatos automáticos.
Con la automatización, se ha conseguido una rapidez y fiabilidad
mayores de los valores cuantitativos de las células sanguíneas.
La mayoría de autoanalizadores utilizan la citometría de flujo
para determinar los recuentos celulares y se basan en la
medida del tamaño u otras propiedades físicas de las células
sanguíneas resuspendidas en un medio líquido de acuerdo con
determinados principios, como la impedancia o resistencia
eléctrica y la dispersión de luz o campo oscuro. Los resultados
del recuento de hematíes se expresan en 1012/l y del recuento
de leucocitos y plaquetas 109/l. Los valores normales
en adultos se expresan en la tabla I.
Leucocitosis
Las causas más frecuentes del hallazgo de una leucocitosis son
los procesos infecciosos e inflamatorios agudos y crónicos. Determinadas
infecciones muy graves, como neumonía, meningitis
o tuberculosis, pueden incluso dar lugar a lo que se denomina
como reacción leucemoide. En una reacción leucemoide se observa:
una leucocitosis (cifra de leucocitos superior a 20
109/l), un aumento del número absoluto de neutrófilos y una
desviación a la izquierda y/o mielemia (presencia en sangre
periférica de precursores granulocíticos, como metamielocitos,
mielocitos, promielocitos, e incluso algún elemento blástico).
Una reacción leucemoide puede deberse a infecciones bacterianas
muy graves, a neoplasias e incluso a anemias hemolíticas.
Debe realizarse el diagnóstico diferencial entre las reacciones
leucemoides y los síndromes mieloproliferativos crónicos, especialmente
con la leucemia mieloide crónica (LMC). Las reacciones
leucemoides son reversibles y, a diferencia de la LMC, el estudio
citogenético no muestra la translocación entre los cromosomas
9 y 22 o t(9;22). En un síndrome leucoeritroblástico,
En qué hay que fijarse
en un hemograma
La fórmula leucocitaria se define como
el recuento porcentual de las diferentes
subpoblaciones leucocitarias. El hemograma
incluye la fórmula leucocitaria y la
determinación de otras magnitudes celulares
sanguíneas, como el recuento de leucocitos,
hematíes y plaquetas, la concentración
de hemoglobina, hematócrito y volumen medio
de los hematíes, entre otras. La determinación
de los parámetros hematológicos básicos
mediante contadores hematológicos
especializados, junto al examen morfológico
de los elementos sanguíneos en sangre
periférica, son de gran utilidad para la
detección de alteraciones cuantitativas
y cualitativas de estas células sanguíneas,
lo que contribuye al diagnóstico de enfermedades
hematológicas y no hematológicas.
Interpretación de resultados
¿ ?
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además de la neutrofilia y la mielemia en sangre periférica, se
observa la presencia de eritroblastos.
Las infecciones virales, como la mononucleosis infecciosa,
también son causa de leucocitosis, acompañada de linfocitosis.
Procesos inflamatorios agudos o crónicos, entre los que
destacan la artritis reumatoide juvenil, la periarteritis nudosa
y la fiebre reumática, son asimismo causa de leucocitosis, pero
en estos casos se acompaña de neutrofilia. Las enfermedades
hematológicas agudas (leucemias) o crónicas (síndromes mieloproliferativos)
son también causa de leucocitosis. En las leucemias
agudas, la leucocitosis suele acompañarse de plaquetopenia
y/o anemia, mientras que en las hemopatías crónicas
suele observarse una trombocitosis. La leucocitosis también se
asocia a otras neoplasias hematológicas, como el mieloma
múltiple o el linfoma de Hodgkin, o no hematológicas, como
por ejemplo los carcinomas epiteliales.
Leucopenia
El hallazgo de una leucopenia, o disminución del número de
leucocitos, cuando es secundaria a una insuficiencia medular
grave o aplasia se acompaña además de anemia y plaquetopenia.
La insuficiencia medular puede ser idiopática o secundaria
(leucemia, neoplasia). Cuando la insuficiencia medular
afecta únicamente a la granulopoyesis se denomina neutropenia
y se manifiesta por una disminución absoluta de la cifra de
granulocitos neutrófilos en sangre periférica (<2 109/l). En
la agranulocitosis la cifra de granulocitos en sangre periférica
es inferior a 0,5 109/l.
Una leucopenia aislada constituye un signo de alarma, ya
que puede ser el primero en manifestarse en una enfermedad
hematológica maligna (como p. ej., una leucemia o un síndrome
mielodisplásico).
Aumento de una subpoblación leucocitaria
Los leucocitos se dividen en granulocitos o polimorfonucleares
(neutrófilos segmentados y no segmentados, eosinófilos y basófilos)
y células mononucleadas (linfocitos y monocitos). Los
neutrófilos segmentados están elevados en sangre periférica
(neutrofilia) en determinadas situaciones patológicas, como infecciones
bacterianas, síndromes mieloproliferativos crónicos
(LMC o policitemia vera), enfermedades autoinmunitarias, neoplasias,
necrosis hística, neutrofilia congénita (excepcional),
neutrofilia transitoria después de la esplenectomía o de una intensa
hemorragia, o neutrofilias medicamentosas.
Eosinofilia
Hay eosinofilia cuando la cifra de eosinófilos en sangre periférica
es superior a 0,5 109/l. Los eosinófilos circulan durante
unas 6 h en sangre periférica antes de migrar hacia los tejidos.
Fagocitan microorganismos y desempeñan un papel relevante
en la defensa contra ciertos parásitos. Los eosinófilos también
están implicados en las reacciones alérgicas. Otras causas de
eosinofilia son las parasitosis, las enfermedades de la piel, la
ingesta de determinados medicamentos y las neoplasias, como
el linfoma de Hodgkin u otros linfomas, o síndromes mieloproliferativos
crónicos, como por ejemplo la LMC o la policitemia
vera. El síndrome hiperseosinofílico se acompaña de una eosinofilia
persistente sin que haya una causa que la justifique.
Basofilia
Los basófilos circulan en sangre periférica en pequeño número
(0-1%) y después migran a los tejidos. Están implicados en
respuestas inflamatorias y alérgicas. El término basofilia se refiere
a una cifra total de basófilos circulantes en sangre periférica
superior a 0,15 109/l. La basofilia se asocia con frecuencia
a un síndrome mieloproliferativo crónico y, muy especialmente,
a la LMC.
Linfocitosis
El hallazgo de una linfocitosis (aumento de la cifra de linfocitos
en sangre periférica superior a 4,5 109/l) puede ser fisiológica
en la infancia, o debida a infecciones bacterianas o virales.
La leucemia linfática crónica (LLC) es también una causa
de linfocitosis (> 5 109/l). Los leucocitos suelen registrar cifras
superiores a 10 109/l y, en ocasiones, pueden ser muy
elevados (300 109/l). La Hb y las plaquetas pueden ser normales
o estar disminuidas. La anemia, cuando existe, suele ser
normocítica y normocrómica.
Monocitosis
La monocitosis (cifra de monocitos en sangre periférica superior
a 0,8 109/l) puede ser fisiológica en el recién nacido, y
es muy frecuente en la fase de recuperación hematopoyética
después del tratamiento con agentes antineoplásicos. La monocitosis
también puede deberse a infecciones bacterianas de
tipo crónico, linfoma de Hodgkin, enfermedades del colágeno,
como la artritis reumatoide, o el lupus eritematoso sistémico.
En la leucemia mielomonocítica crónica la cifra absoluta de
monocitos en sangre periférica es superior a 1 109/l.
Células atípicas
La presencia de células atípicas en sangre periférica es detectada
por los autoanalizadores, que muestran las alarmas correspondientes.
En los autoanalizadores que utilizan la tinción
de peroxidasas para diferenciar las células sanguíneas, las células
atípicas corresponden a las de tamaño grande y negativas
para dicha tinción (large unstained cells o LUC). En esta
subpoblación se engloban los linfocitos reactivos, las células
plasmáticas y las células blásticas peroxidasa negativas.
Se consideran valores elevados de LUC los superiores a 5%,
que cuando se asocian a citopenia/s en sangre periférica constituyen
signos de alarma. La observación de leucocitosis y plaquetopenia,
junto a un aumento de las LUC en un hemograma,
indica que probablemente el paciente presenta una enfermedad
hematológica. En los casos en los que se detecta un aumento
aislado del porcentaje de las LUC, éste probablemente
se debe a un déficit adquirido de peroxidasas granulocitarias,
lo que se confirmará mediante la observación de las células
sanguíneas al microscopio, que en estos casos pondrá de manifiesto
la ausencia de células atípicas.
Valores de los recuentos de células sanguíneas
normales en adultos
Varones Mujeres
Hematíes ( 1012/l) 4,32-5,66 3,88-4,99
Leucocitos ( 109/l) 3,7-9,5 3,9-11,1
Plaquetas ( 109/l) 143-332 169-358
Tabla I.
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Hemoglobina, hematócrito
e índices eritrocitarios
Si los hematíes se lisan, la Hb es liberada de los hematíes y forma
una solución en el plasma. La concentración de Hb se determina
bioquímicamente mediante espectrofotometría a una determinada
longitud de onda. Para ello, se precisa de una reacción
química que convierte la Hb en cianmetahemoglobina. Su
cuantificación se expresa en g/dl o g/l y su disminución pone de
manifiesto que el paciente presenta algún tipo de anemia.
El Hto se define como el volumen que ocupan los hematíes
en el total del volumen sanguíneo. La determinación del Hto
junto a la cuantificación de la Hb nos permite la detección de
una anemia. Se determina mediante la centrifugación de una
pequeña cantidad de sangre total en un tubo capilar y midiendo
el espacio de éste que ocupan los hematíes. Diversos aparatos
automáticos, y a través de diferentes métodos, determinan
el equivalente al Hto manual. Este suele expresarse en
porcentaje (%) o en l/l.
Los hematíes pueden presentar diferente tamaño, así como
un variable contenido de Hb. La medida de estas características
nos pone de manifiesto anomalías, que pueden ser consecuencia
de determinadas enfermedades. El tamaño de los hematíes
(VCM) se obtiene a través del cociente entre el Hto y
el número de hematíes.
El contenido de Hb en cada hematíe (hemoglobina corpuscular
media) se calcula dividiendo la Hb por el número de hematíes.
El valor medio del contenido eritrocitario de Hb (concentración
corpuscular media de Hb [CCMH]) se obtiene mediante
el cociente entre la Hb y el Hto.
Anemias
La anemia se define como una disminución de la concentración
de Hb (< 130 g/l en varones y < 120 g/l en mujeres) en
sangre periférica, que se acompaña de un descenso del Hto y,
en la mayoría de los casos, de una disminución del número de
hematíes. La causa más frecuente de anemia es la ferropenia,
que predomina en mujeres y en niños en edad de crecimiento.
La anemia ferropénica debe diferenciarse de la anemia que
aparece en el curso de neoplasias o procesos inflamatorios
crónicos debida a un bloqueo del hierro en el sistema mononuclear
fagocítico. Los hallazgos más representativos de la
anemia ferropénica en los parámetros del hemograma, junto a
otros bioquímicos, se expresan en la tabla II.
La anemia megaloblástica se produce por un déficit de ácido
fólico o vitamina B12. En la tabla III se resumen los hallazgos
que se observan en el hemograma asociados a este tipo de
anemias. Asimismo, es frecuente la observación al microscopio
de pleocariocitos, o neutrófilos de gran tamaño e hipersegmentados.
Las talasemias se deben a un defecto hereditario que tiene
como consecuencia alteraciones cuantitativas en alguna de las
cadenas de globina. Se debe sospechar una betatalasemia menor
por el hallazgo en el hemograma de una poliglobulia microcítica
con cifras normales de Hb (tabla IV).
Entre las anomalías estructurales de las cadenas de globina,
destaca la anemia falciforme o drepanocitosis, en la que hay
una incapacidad para la formación de HbA siendo mayoritaria
la HbS. La HbS confiere una mayor rigidez al hematíe en condiciones
de desoxigenación, lo que dificulta su paso a través
de la microcirculación de los tejidos, con la consiguiente hemólisis
y oclusión de los vasos pequeños. En el hemograma
destaca una Hb muy disminuida (70-90 g/l) y la observación al
microscopio pone de manifiesto la presencia de hematíes falciformes
(tabla V).
Alteraciones en la deformabilidad eritrocitaria por defectos
estructurales intrínsecos de la membrana del hematíe (la mayoría
de origen congénito) son causa de anemia por una disminución
de la vida media de los hematíes en la circulación sanguínea.
Determinados defectos enzimáticos, como por ejemplo el
Hallazgos más significativos en sangre periférica
en la betatalasemia menor
Hemoglobina normal o ligeramente disminuida
VCM disminuido (< 80 fl)
Aumento del número de hematíes
Hipocromía/CCMH disminuida
Dianocitos
Aumento de la HbA2
HbF normal
CCMH: concentración corpuscular media de hemoglobina; Hb: hemoglobina;
VCM: volumen corpuscular medio.
Tabla IV.
Hallazgos más significativos en sangre periférica
en la anemia ferropénica
Hemoglobina disminuida
Número de hematíes disminuido
VCM disminuido (< 80 fl)
Hipocromía/CCMH disminuida
Reticulocitos normales o aumentados
Sideremia disminuida
Ferritina disminuida
Transferrina aumentada
Receptor soluble de la transferrina aumentado
CCMH: concentración corpuscular media de hemoglobina; VCM: volumen
corpuscular medio.
Tabla II.
Hallazgos más significativos en sangre periférica
en la anemia megaloblástica
Hemoglobina disminuida
Disminución del número de hematíes
VCM elevado (> 100 fl)
Reticulocitos disminuidos
CCMH disminuida
Pleocariocitos
CCMH: concentración corpuscular media de hemoglobina; VCM: volumen
corpuscular medio.
Tabla III.
Hallazgos más significativos en sangre periférica
en la drepanocitosis homocigota
Hemoglobina disminuida (70-90 g/l)
VCM normal o ligeramente aumentado
Disminución del número de hematíes
CCMH normal
Reticulocitos aumentados
Hematíes falciformes
Ausencia de HbA/presencia de HbS
HbF normal o aumentada
CCMH: concentración corpuscular media de hemoglobina; Hb: hemoglobina;
VCM: volumen corpuscular medio.
Tabla V.
Valores normales del hemograma: ¿cuándo hay que alarmarse?
Interpretación de resultados A. Merino
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déficit de glucosa 6 fosfato deshidrogenasa, provocan una mayor
susceptibilidad de los hematíes a la hemólisis frente a infecciones
o a la exposición a ciertos fármacos o alimentos. Por otra
parte, las anemias hemolíticas pueden deberse a causas adquiridas.
Entre ellas, la más frecuente es la anemia hemolítica autoinmunitaria.
Las anemias hemolíticas de tipo no inmunitario
se deben a: a) un mecanismo de hemólisis extracorpuscular de
origen plasmático o vascular (síndrome hemolítico urémico,
púrpura trombótica trombocitopénica), o b) un mecanismo de
hemólisis intracorpuscular (hemoglobinuria paroxística nocturna).
En la anemia hemolítica, el hemograma suele mostrar una
anemia normocrómica, reticulocitosis, aumento del VCM y, en
determinados casos, incremento de la CCMH (tabla VI). La observación
de la morfología eritrocitaria es de gran utilidad para
el diagnóstico. Así la observación, de esquistocitos o hematíes
fragmentados sugiere una anemia hemolítica extracorpuscular
de origen vascular. La observación de la morfología eritrocitaria
es de gran utilidad para el diagnóstico.
Poliglobulia
La poliglobulia se asocia a un aumento en el recuento de hematíes
en el hemograma y con contenido hemoglobínico normal.
Las poliglobulias pueden ser de tipo primario (policitemia
vera) o reactivas a otras situaciones patológicas, como hipoxia,
tumores renales, estenosis de la arteria renal, tumor hepático,
poliglobulias secundarias en fumadores, hemoglobinopatías,
neumopatías crónicas, etc.
La policitemia vera es un síndrome mieloproliferativo crónico
que se caracteriza por una elevación de la cifra de hematíes,
que suele superar el valor de 6 1012/l. Se debe a una sobreproducción
eritrocitaria con un aumento absoluto de la
masa eritroide. El contenido de Hb de los hematíes está muy
aumentado (180-240 g/l) y en la mayoría de los casos se observa
una leucocitosis, con ocasional presencia de algunos
granulocitos inmaduros, y una trombocitosis.
Crioaglutininas
La observación de una falsa disminución del número de hematíes,
junto a una elevación del VCM y una marcada elevación
de la CCMH (> 460 g/l) en el hemograma, puede deberse a la
presencia de anticuerpos fríos o crioaglutininas (inmunoglobulinas
que precipitan a temperaturas inferiores a 37 °C).
Las crioaglutininas plasmáticas producen la aglutinación de
los hematíes, por lo que pasan varios hematíes a la vez a través
del orificio capilar del autoanalizador que erróneamente
da un recuento bajo de hematíes y un aumento del VCM. La
presencia de crioaglutininas puede asimismo originar recuentos
falsamente elevados de leucocitos y plaquetas. Para prevenir
que la presencia de crioaglutininas altere los parámetros
mencionados del hemograma, el tubo de sangre debe calentarse
en el laboratorio al menos durante 15 min a 37 °C.
Parásitos intracelulares
El paludismo es endémico en aproximadamente unos 100 países
y su incidencia está aumentando, por lo que se considera la
malaria como una enfermedad reemergente. En países no endémicos,
la incidencia del paludismo también ha experimentado
un aumento considerable debido fundamentalmente a casos
de paludismo importado. En España, se registran entre 120 y
180 casos anuales. Las infecciones por Plasmodium que se
observan más frecuentemente son las debidas a las variedades
vivax y falciparum. En el hemograma se suele observar anemia,
leucopenia y plaquetopenia. La observación del frotis de
sangre periférica nos permite la detección de los parásitos intraeritrocitarios.
Cabe destacar que la presencia de varias formas
en anillo en el interior del hematíe, junto a 2 núcleos finos
de cromatina en algunos de los trofozoítos y gametocitos que
muestran una forma alargada “en media luna” característica
(fig. 1), definen la infección por Plasmodium falciparum. La
presencia de esquizontes, o formas más maduras del parásito,
en la infección por Plasmodium falciparum es un signo de
mal pronóstico, ya que indican una infección grave.
Trombocitosis y trombocitopenias
La trombocitosis o aumento de la cifra de plaquetas en sangre
periférica puede deberse a: a) un fenómeno reactivo, es decir
de forma secundaria a determinados procesos, como infecciones,
ferropenia, o después de una hemorragia, y b) un síndrome
mieloproliferativo crónico (fig. 2).
La trombocitopenia o la disminución en el recuento de plaquetas
debida a causas adquiridas obedece a un defecto de su
producción en médula ósea (trombocitopenia central), o por
un aumento de su destrucción (trombocitopenia periférica).
Una toxicidad medicamentosa o una infección pueden causar
alteración de los megacariocitos. Un trastorno medular más
Hallazgos más significativos en sangre periférica
en las anemias hemolíticas
Anemia normocrómica
VCM aumentado
Disminución del número de hematíes
CCMH normal o aumentada
Reticulocitos aumentados
Bilirrubina indirecta aumentada
LDH aumentada
Haptoglobina disminuida
CCMH: concentración corpuscular media de hemoglobina; LDH:
lactatodeshidrogenasa; VCM: volumen corpuscular medio.
Tabla VI.
Figura 1. Extensión de sangre en paciente con paludismo.
Hematíe que contiene un anillo con doble núcleo de cromatina.
Obsérvese la presencia de un gametocito característico del
Plasmodium falciparum.
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generalizado, como por ejemplo una infiltración medular por
células leucémicas o un tratamiento con drogas citotóxicas,
puede ser también causa de trombocitopenia. La presencia de
autoanticuerpos antiplaquetarios puede causar la sensibilización
de éstas, con la consecuente destrucción temprana por
las células del sistema mononuclear fagocítico, lo que ocurre
en la trombocitopenia autoinmunitaria idiopática. La trombocitopenia
de la púrpura trombótica trombocitopénica se asocia
a una anemia hemolítica microangiopática y se debe a la agregación
de las plaquetas a nivel intravascular. Algunas alteraciones
congénitas raras pueden acompañarse de trombocitopenia
y morfología atípica de las plaquetas, como ocurre en el
síndrome de Bernard-Soulier, las macrotrombocitemias relacionadas
con el gen MYH9 (anomalía de May-Hegglin, síndrome
de Sebastian, síndrome de Fetchner y síndrome Epstein) y
la macrotrombocitemia mediterránea familiar.
Cuando el recuento plaquetario proporcionado por el autoanalizador
es inesperadamente bajo, se recomienda repetirlo en
una muestra de sangre recogida en presencia de citrato como
anticoagulante, ya que, en ocasiones, se trata de una falsa plaquetopenia.
La falsa plaquetopenia puede deberse, entre otras
causas, al efecto aglutinador del anticoagulante sobre las plaquetas
(mecanismo inmunitario por anticuerpos EDTA dependientes),
o a satelitismo plaquetario o adhesión de las plaquetas
a la superficie de los polimorfonucleares neutrófilos. J
A tener en cuenta
• Ante la detección de una leucocitosis junto
a plaquetopenia y/o anemia, debe descartarse una
hemopatía.
• Una leucocitosis acompañada de trombocitosis
indica un posible síndrome mieloproliferativo crónico.
• El hallazgo de una leucopenia aislada puede ser el
primer signo de una enfermedad hematológica
maligna (leucemia aguda o síndrome
mielodisplásico).
• Frecuentemente el diagnóstico de una leucemia
linfática crónica se realiza por el hallazgo casual de
un aumento de linfocitos en sangre periférica
(> 5 109/l). Los leucocitos suelen registrar cifras
superiores a 10 109/l y, en ocasiones, pueden ser
muy elevados (300 109/l).
• En la leucemia mielomonocítica crónica se observa
una monocitosis superior a 1 109/l en sangre
periférica.
• La seudopoliglobulia microcítica con valores
normales de hemoglobina indica una probable betatalasemia
menor.
• Ante una poliglobulia con cifras de hematíes
superiores a 6 1012/l y de hemoglobina entre
180 y 240 g/l, debe descartarse el diagnóstico
de policitemia vera.
Bibliografía recomendada
Bain BJ. Blood Cells: A Practical Guide. 4th ed. Oxford: Blackwell
Publishing; 2006.
Merino A. Manual de citología de sangre periférica. Madrid: Ed. Acción
Médica; 2005.
Vives Corrons JL, Aguilar JL. Manual de técnicas de laboratorio en
hematología. Barcelona: Masson; 2002.
Zandecki M, Genevieve F, Gerard J, Godon A. Spurious counts and
spurious results on haematology analysers: a review. Part II: white
blood ells, red blood cells, haemoglobin, red cell indices and reticulocytes.
Int Jnl Lab Hem. 2007;29:21-41.
Extensión de sangre con presencia
de trombocitosis.
Figura 2.
Trombocitosis superior a 1.000 109/l y células inmaduras
en sangre periférica en un síndrome mieloproliferativo crónico,
tipo leucemia mieloide crónica.
Valores normales del hemograma: ¿cuándo hay que alarmarse?
Interpretación de resultados A. Merino
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